Mami, dentro de mi euforia por reinventar mi vida he olvidado algo tan importante, lo he evadido como se evaden los obstáculos en una carrera de atletismo, tal como se evade aquello que si recordamos sabremos que tocará una fibra de dolor que desata la catástrofe. Espero perdones que a ratos parezco olvidarme... porque un dia 26 de diciembre te fuiste y nos dejaste disgregados aca por tu ausencia, sin esa presencia maternal y matriarcal unificadora que nos acompañó por el transcurso completo de nuestras vidas.
Pero no te olvido, no te olvido mamá porque eres parte intrínsica de mí y de todo lo que como familia somos. Tu nos diste el toque que nos permitió ser lo que somos, te preocupaste junto con mi tatita y nos hicieron a cada uno lo que hoy somos, con nuestros pros y contras. No te olvido porque estás en cada cosa que hago, porque eres parte de cada recuerdo y de cada momento de alegria que disfruto. Gracias a tí hoy puedo decir que estoy viva, fui criada por tí, asi como tu criaste también a tus hijos. Eres un ejemplo de esfuerzo y perseverancia mamá, y una prueba de lo que el sacrificio y el amor logran. Pero hoy me entrego a las ganas de vivir, a las ganas de experimentar lo que es vivir la vida con un poco más de optimismo y de creer que las amistades y las cosas buenas de la vida sí existen.
Hoy es un día que marca lo que ocurrió hace un año, pero mi mente no se conforma recordando lo doloroso solamente, sino que trata de contentarse con la felicidad de haberte tenido y de saber que la vida continúa sí o sí. Espero estés junto a Dios en este momento disfrutando de la felicidad y vida eterna que tanto mereces, junto también a mi tatita, y que desde ese hermoso aposento nos cuiden, guíen y protejan porque eso siempre lo necesitaremos.
Te amo mami, siempre te amé y siempre estarás impresa como un sello dentro de nuestras vidas. Te extrañamos también, cada cosa tuya era increíble, es tan increíble recordarte, tanto amor, tanta magia, tanta preocupación. Gracias por todas tus enseñanzas, gracias por cada lección de vida que nos diste, gracias por existir con nosotros. No me gustan los adioses, pero me conforma haber estado en el momento en que de alguna forma nos dijiste adios, adios a una compañía física, pero en mi interior prefiero abordarlo como un hasta siempre.
Espero que desde tu nueva perspectiva eterna puedas perdonar los errores que he cometido desde que ya no estás y quizás mi insuficiencia en mantener esta familia unida como solo tú lo hacias, y espero nos des la fuerza para seguir viviendo y afrontar las adversidades. Te pido nos cuides desde tu eternidad y nos des fuerza, sobre todo a los que han quedado más débiles y a los que suelen flaquear más en sus fuerzas. Te amo mamá, y para mí nunca te fuiste, solo dejaste un cuerpo que se hacía muy pesado para todo lo que tu alma podía dar, por lo tanto aún vives y por siempre seguirás viviendo junto a cada uno de nosotros, tus hijos, tus nietos, tu familia, que siempre te recuerda y te ama en cada fibra de su ser. Y, es así, como a través de la muerte, hace un año atrás ya, te volviste inmortal, de modo que tu hermosa compañía nunca se extinga ni se apague.
sábado, 26 de diciembre de 2009
viernes, 25 de diciembre de 2009
Mucho tiempo y muchas cosas han pasado. Mucho he aprendido, he cometido en ocasiones los mismos errores, pero también he aprendido que se pueden superar y que no tienen por que seguir repitiendose.
Aprendi a aprender de mis errores, aprendí la necesidad de pararse. Aprendí a hacer caso de algunas cosas y también a hacer caso omiso de otras, valorar lo importante e ignorar lo innecesario. Aprendi lo que es el fracaso y aprendí lo que es pararse para seguir luchando, aprendí a seguir soñando pese a ver algunos sueños en el suelo, porque también he ido viendo que la vida se las arregla para demostrarte que siempre habrá más cosas con las que soñar, que aunque tus sueños estén en el suelo no implica que no se puedan revivir.
He comprendido, tal como una vez me dijo mi padre, que con la edad cada vez nos apegamos más a la vida, y le tememos cada vez más a la muerte. Cuando uno es joven no teme tanto a arriesgar su vida, pero con el tiempo cada vez la valora más y la arriesga menos. Eso quizás será porque de a poco nos acostumbramos a este mundo, lo aprendemos a querer y a valorar, echamos raíces y comenzamos a apegarnos. Parece que entre más tiempo pasamos en este mundo, cada vez el tiempo se hace más corto, se siente que cada vez transcurre más rápido y entonces tenemos menos tiempo para concretar los sueños, ambiciones y proyectos que se han ido forjando en nuestras vidas, por lo que cada vez más sentimos la sensación de tener menos tiempo. Así es como se comienza a valorar la vida y cada instante de ella, porque después de todo es una sola y tarde o temprano nos damos cuenta que el tiempo tanscurre rápido y no suele volver atrás.
Pese a todo sigo siendo una soñadora, alguien que fantasea con ciertos cambios en su vida, muchos de los cuales aún desea. Espero eso si concretarlos dentro de lo posible. Sigo siendo miedosa e insegura, sigo disconforme con mi apariencia y con ciertos aspectos de mi forma de ser. Sin embargo el deseo de vivir es más fuerte y gracias a la vida, que me ha dado tanto, como una vez dijo la Violeta Parra, cada vez me siento más apegada y con ansiedad de disfrutar cada instante, cada momento, aprovechar cada segundo. Es una ambición que tengo y espero concretar.
Aprendi a aprender de mis errores, aprendí la necesidad de pararse. Aprendí a hacer caso de algunas cosas y también a hacer caso omiso de otras, valorar lo importante e ignorar lo innecesario. Aprendi lo que es el fracaso y aprendí lo que es pararse para seguir luchando, aprendí a seguir soñando pese a ver algunos sueños en el suelo, porque también he ido viendo que la vida se las arregla para demostrarte que siempre habrá más cosas con las que soñar, que aunque tus sueños estén en el suelo no implica que no se puedan revivir.
He comprendido, tal como una vez me dijo mi padre, que con la edad cada vez nos apegamos más a la vida, y le tememos cada vez más a la muerte. Cuando uno es joven no teme tanto a arriesgar su vida, pero con el tiempo cada vez la valora más y la arriesga menos. Eso quizás será porque de a poco nos acostumbramos a este mundo, lo aprendemos a querer y a valorar, echamos raíces y comenzamos a apegarnos. Parece que entre más tiempo pasamos en este mundo, cada vez el tiempo se hace más corto, se siente que cada vez transcurre más rápido y entonces tenemos menos tiempo para concretar los sueños, ambiciones y proyectos que se han ido forjando en nuestras vidas, por lo que cada vez más sentimos la sensación de tener menos tiempo. Así es como se comienza a valorar la vida y cada instante de ella, porque después de todo es una sola y tarde o temprano nos damos cuenta que el tiempo tanscurre rápido y no suele volver atrás.
Pese a todo sigo siendo una soñadora, alguien que fantasea con ciertos cambios en su vida, muchos de los cuales aún desea. Espero eso si concretarlos dentro de lo posible. Sigo siendo miedosa e insegura, sigo disconforme con mi apariencia y con ciertos aspectos de mi forma de ser. Sin embargo el deseo de vivir es más fuerte y gracias a la vida, que me ha dado tanto, como una vez dijo la Violeta Parra, cada vez me siento más apegada y con ansiedad de disfrutar cada instante, cada momento, aprovechar cada segundo. Es una ambición que tengo y espero concretar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)